"Esta es una experiencia que no se compara con nada en la vida"

Más allá del mero debate estadístico, detrás de cada número hay un niño, y, detrás de cada menor, un caso distinto. La historia de Yvonne Tian (su apellido en chino significa 'dulce' y hace gala precisamente a la ternura que, a raudales, contagia), comenzó a escribirse en agosto del 2006 después de que una pareja afincada en Allariz desde hace unos 10 años, formada por Sandra Chartos, mallorquina de 38 años, y Juan Antonio, de 40 y originario de Cambados, decidieran formar una familia.

Tras una ansiosa espera que duró un año y tres meses fueron ilusionados por aquel entonces a conocerla a China. La niña tenía apenas unos 11 meses y, ajena a la realidad gallega que le esperaba, balbuceaba con dificultad algunas palabras. En la actualidad, ya sopló cinco velas y, de camino a los seis años, está 'más que integrada en Allariz', confiesa su madre. Acude, precisamente, a un colegio de la localidad en el que la multiculturalidad hace acto de presencia cada día. Comparte recreo con otros niños adoptados: cinco de China, dos de Rusia, uno de Filipinas y otro de Vietnam.

El proceso de adopción fue largo. 'Y ya allí, estuvimos más de los 15 días establecidos en su país porque queríamos empaparnos del viaje para poder contárselo a ella', reconoce su madre, quien apunta que con cinco años 'la niña ya conoce su historia'. Sandra Chartos no duda al afirmar, con rotundidad, que 'se trata de una experiencia que no se compara a nada en esta vida. Unos meses después, nos tocó la bonoloto', matiza, entre risas.

Por eso, la buena experiencia hizo que apostaran por ampliar la familia. Decidieron adoptar otra niña y para entonces 'la situación en China era ya más difícil porque el país restringió mucho las adopciones debido al alto número de solicitudes', recuerda Sandra. Apostaron entonces por Vietnam. 'Allí adoptamos a nuestra segunda hija, Noa Muyán, una niña que ahora tiene 22 meses'. La conocieron en noviembre del 2009.
Ser madre significa mucho; por ello, esta madre afincada en Allariz explica que 'si sólo se quiere ayudar a un niño es mejor colaborar con una asociación benéfica. Adoptar es mucho más que eso, es compartir tu tiempo, tu vida y tu todo con el niño', indica con orgullo. Aconseja, por tanto, a todos los que estén pensando en adoptar que valoren 'si realmente lo desean, porque si tienen dudas es mejor que no lo hagan. El perjudicado siempre es el menor', sentencia.

'Si las ansias de ser padre o madre, cuando lo llevas intentando muchos años y no puedes, son infinitas, entonces sí. No hay duda. 'Es muy reconfortante dedicar toda tu atención a un hijo', señala Sandra Chartos. 'Inevitablemente, el roce es el tiempo, y la dedicación, el cariño. Es lo que hace el apego a las personas', apunta.

Fuente La Regíón

Texto: O. Beloso

Foto: Marcos Atrio